La globalización del lenguaje.


En el Moralidades de mis recuerdos como tejedor de historias y, a veces de histerias, hace ya 5 años, un día como hoy, llamaba la atención sobre un fenómeno ligüístico que, en México, está acabando con los regionalismos y está globalizando un español neutro, en off. Se los comparto para su remembranza o para su primera lectura:  

"AMBRON también puede escribirse como "abrón". Era una de las particularidades propias del lenguaje regionalizado utilizado por los nacidos y avecindados en la ciudad de las flores, Xalapa de Enríquez (de milagro no pasó a ser de Zúñiga), que le daba ese saborcito personalizado junto con el "anca" (se preguntaba a alguien: "¿Onde vas?" Y se respondía: "Ahí nomás anca labuela"); esa forma de hablar cantadita se sumaba a ese olor perpetuo a humedad que, por cierto, sólo percibían quienes no eran de Xalapa. 

Se sumaba al andar como en vaivenes por la orografía de la ciudad, puras subidas que luego se volvían bajadas (literal, siempre es para arriba o para abajo, como Abelardo el de Los Muppets) y a otras tantas particularidades que, hoy día, están en peligro de extinción y sólo se logran escuchar en poblados cercanos, como Naolinco.

La aculturación de los pueblos, en cualquier rincón del país, está avanzando de tal manera que no nos percatamos de ello. Muchas cosas que eran tradicionales por décadas, ahora ya no lo son y, lo peor, las nuevas generaciones ya no las conocen o se les hacen "vulgares" o "pasadas de moda". 

Se va formando un lenguaje estándar, en el que se suman palabras, palabrotas, palabritas y palabrejas que se escucharon en voz de algún "influencer", como la del "puñetas" (que viene a sustituir todas aquellas utilizadas para referir a una persona que no tiene los suficientes para enfrentar una situación o un reto). Ahora puñetas ha desbancado a la muy jarochísima "choto" o a la alguna vez popular "puñal", por ejemplo. Y, fuera de los yucas, que siguen conservando ese tono tan característico y único, todos nos vamos alineando para poder encajar en la zona "español neutro" de esta aldea global. 

Y el encierro por pandemia ha dado un golpe, quizá, definitivo a las lenguas originarias, a los tonos y las frases y la forma especial de hablar de las regiones de este, cada vez menos, pluricultural país. 

El crisol se está pintando de tonos grises, el idioma se vuelve neutro, ya no hay tantas diferencias que hacían las delicias del chilango al escuchar a un sahuayense, a un xalapeño, a un yuca, a un jarocho o a alguien de Chihuahua o Monterrey y de todos ellos al oír el tono, o super fresa o super naco, del venido del Altiplano.

Por lo que, en defensa de lo que nos hace únicos, nos destaca, nos es propio, mientras me como un delicioso pambazo de frijoles con chorizo, acompañado de chiles xalapeños en vinagre, con un atolito de masa bien calientito, les pido que no perdamos ese tono propio de nuestra región. 

La próxima vez que te sorprendas, te enojes, te diviertas, te angusties, te espantes, toma aire, agarra la tonada y di, saliendo la palabra del fondo de tu corazón ateniense veracruzano, con fuerza y orgullo:

"AMMMBRÓÓÓÓÓN" .

Verás qué bonito se siente. 

MORALIDADES. 16 de agosto de 2020."

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