La importancia de ser docente.
E l tipo de educación que nos tocó a todos, digamos, los nacidos hasta 1980, era casi en su totalidad rígido. Pocos profesores nos permitían innovar o usar nuestra creatividad para resolver problemas dentro del aula; no interactuaban con sus estudiantes fuera del salón de clase, más que en casos estrictamente necesarios y siempre relacionados con su materia, sin que importara mucho en ese tiempo aquellos alumnos en riesgo de reprobación; se basaban en la cátedra magistral y lo más importante era lo que pudieses memorizar, más que aquello que lograras comprender. Los únicos valores que se inculcaban en la escuela eran los cívicos, pues los demás valores debían adquirirse en casa y no eran, como ahora, una responsabilidad más del educador, facilitador o profesor. Como docente de nivel superior, se debe reconocer, ya, que nuestra labor ha cambiado de aquella que aplicaron mis maestros. Solo que pasamos de un extremo a otro en nuestro objetivo como profesores, lo cual no es algo tan bueno